miércoles, 21 de diciembre de 2011

Han pasado más de 17 años desde que ocurrió.


Hoy no quiero hablar de política. No quiero hacer la típica reflexión de la tarea de gobierno en los primeros seis meses. Quiero hablar (mejor dicho, escribir) de lo que han representado estos seis meses para mí y mi vida. Así que si no te van las lecturas personales en los blogs este es el momento de dejar la página. En el futuro (y espero que no sea dentro de mucho) podrás continuar leyendo reflexiones políticas desde mi humilde punto de vista.

Hoy toca hablar de cómo llegamos aquí un grupo de amigos que un día decidimos invertir nuestro tiempo y nuestro esfuerzo a trabajar por los demás. Y es que ahora soy el alcalde de la Llagosta (por muy mal que les siente a algunos) pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. Fue en el año 94 cuando en la terraza de un bar, tomando unas cañas, nos propusimos crear una voz joven dentro de la política local. Y cuando uno es joven es impulsivo, incluso radical (en el buen sentido de la palabra) y, por tanto, no podíamos formar parte de otra candidatura que no fuera la de IC-V (así eran sus siglas entonces).

Presentándonos a aquellas elecciones locales de 1995, donde peleamos internamente por ocupar el puesto número 4 de la lista (los mayores querían que fuésemos más atrás), conseguimos tener representación. Sacamos cinco concejales y logramos aquello que nos habíamos prometido: tener una voz joven en el ayuntamiento. Y lo digo en plural porque aunque era yo el concejal elegido aquello era un trabajo de todos y todas los que tomábamos cañas en aquella terraza.

De aquellos chicos y chicas que empezamos la aventura hoy hay tres personas en el gobierno. 17 años donde nos hemos forjado una personalidad a base de trabajo y esfuerzo. De alegrías y sufrimientos. De despedidas y de reencuentros. Pero todo ello ha valido la pena. Ha valido mucho la pena. Porque después de 28 años de gobiernos socialistas (a veces coaligados con nosotros, otras con CiU, otras con mayorías absolutas) hemos vuelto a ostentar la alcaldía.

Y lo digo en presente, como si no hubieran pasado seis meses desde que lo hicimos, porque estos días, visionando el fantástico montaje que ideó Jordi y que realizó el amigo Naveros me he dado cuenta que no hemos tenido tiempo a parar, reflexionar y entender al 100 por 100 lo que hemos llegado a conseguir.

A los dos hombres y una mujer que quedamos del año 94 hay que sumarle la figura de tres personas más. Una que conocí hace unos 10 años, trabajando juntos y que en aquellos momentos jamás podíamos pensar que llegaríamos a donde estamos ahora. De hecho, éramos contrincantes sindicales en un tiempo muy duro para nuestro sindicato. Una segunda persona que he tenido la suerte de compartir innumerables horas desde hace cinco años y medio hasta ahora. Y siempre me ha demostrado fidelidad y capacidad inhumana de trabajo. Y la tercera que, siendo la que menos tiempo llevo conociendo, es la que más me ha sorprendido por su innata adaptación al medio.

No digo nombres, ellos y ellas saben quiénes son y lo que pienso. Se lo he dicho muchas veces, en público y en privado. Y esas personas son las que han conseguido que yo, hoy, sea alcalde de la Llagosta. Somos un muy buen motor. Cada uno de nosotros es un engranaje perfecto de ese motor y cada uno de nosotros tiene un papel que realiza lo mejor que sabe (y doy fe que lo realizan muyyyyyyyy bien). Por eso estoy tan contento.

Porque nadie en esta vida puede ser algo importante si no tiene a su lado a un gran equipo. Y yo lo tengo. Forjado en la derrota y el sacrificio. En el trabajo y en el rigor. En el compromiso y el altruismo. Y eso lo hace ser mucho más grande, más duro y más fuerte.

Así es como me siento, vulnerable como siempre, ni más ni menos que antes, pero con una tripulación, en el barco que tengo el honor de capitanear, que no dejarán de remar hasta el final. Esa es mi gran suerte. Y esa es nuestra gran virtud. Y que no os quede la más mínima duda que seguiremos navegando.


Mi blog, como el Ave Fénix

Buenas, os pido disculpas. Disculpas por llevar desde principios de 2015 sin escribir y disculpas porque después de estos casi tres años,...